Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Reyes 22, 3-15

3 y el rey de Israel dijo a sus servidores: «Vosotros sabéis que Ramot
de Galaad nos pertenece y no hacemos nada por rescatarla de manos del rey
de Aram.»

4 Dijo a Josafat: «¿Quieres venir conmigo para atacar a Ramot de
Galaad?» Josafat respondió al rey de Israel: «Yo soy como tú, mi
pueblo
como tu pueblo, mis caballos como tus caballos.»

5 Josafat dijo al rey de Israel: «Consulta antes, por favor, la palabra de
Yahveh.»

6 El rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres, y les
dijo: «¿Debo atacar a Ramot de Galaad, o debo desistir?» Le respondieron:

«Sube, porque Yahveh la entregará en manos del rey.»

7 Pero Josafat dijo: «No hay aquí otro profeta de Yahveh a quien
podamos consultar?»

8 Dijo el rey de Israel a Josafat: «Queda todavía un hombre por quien
podríamos consultar a Yahveh, pero yo le aborrezco, porque no
me
profetiza el bien, sino el mal. Es Miqueas, hijo de Yimlá.» Dijo
Josafat:

«No hable el rey así.»

9 Llamó el rey de Israel a un eunuco y le dijo: «Trae en seguida
a
Miqueas, hijo de Yimlá.»

10 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno
en su trono, vestidos de gala, en la era que hay a la entrada de la puerta de
Samaría, mientras que todos los profetas estaban en trance delante de ellos.

11 Sedecías, hijo de Kenaaná se había hecho unos cuernos de hierro y
decía: «Así dice Yahveh: Con éstos acornearás a Aram hasta acabar con
ellos.»

12 Todos los profetas profetizaban del mismo modo diciendo: «Sube
contra Ramot de Galaad, tendrás éxito. Yahveh la entregará en manos del
rey.»

13 El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le habló diciendo:

«Mira que los profetas a una voz predicen el bien al rey. Procura
hablar
como uno de ellos y anuncia el bien.»

14 Miqueas respondió: «¡Vive Yahveh!, lo que Yahveh me diga, eso
anunciaré.»


15 Llegó donde el rey y el rey le dijo: «Miqueas, ¿debemos subir a
Ramot de Galaad para atacarla o debo desistir?» Le respondió: «Sube,
tendrás éxito, Yahveh la entregará en manos del rey.»